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Daniel Herrero: de aprendiz a docente

Daniel Herrero, dueño de Carnicerías Herrero, comenzó en nuestras aulas como alumno del departamento de formación de Carnimad, que con el tiempo pasó a ser el actual centro de Educarne. Ahora, compagina esta faceta con la de docente, en la que trata de inculcar aquello que ha aprendido desde que comenzó como aprendiz en el negocio familiar con tan solo 16 años.

¿Cómo surge tu interés por este sector?

Realmente a mí el interés no me surge en un momento puntual, yo he nacido en este sector. Recuerdo estar en la trastienda de la carnicería de mi padre con 12-14 años ayudando a preparar pollos y haciendo hamburguesas, y ya a los 16 años fue cuando empecé a trabajar de manera ininterrumpida. La de carnicero es una profesión que, sobre todo antes, requería muchas horas, era un trabajo de locos y yo no podía permanecer ajeno a eso, en algún momento tenía que echar una mano.

Tus comienzos fueron desde abajo, ¿cuáles eran tus sensaciones en esos momentos?

Yo siempre digo que cuando entras en un negocio como este, entras en una montaña rusa: hay momentos de estar bastante arriba y momentos de estar bastante abajo, y tienes que aprender a vivir con eso. Cuando yo empecé a tener contacto con la carnicería, a través del negocio de mi padre, verme con ocho cajas de pollo para pelar o mucha masa de hamburguesas para hacer suponía que en algunos momentos dudara de si quería esto para mi o no. Pero tienes que superar ese bache, y ya luego, cuando pasas esa fase inicial, entras a un parque de atracciones, con saltos y emociones y, sobre todo, una sensación brutal de adrenalina. Cuando entras lo haces en un mundo nuevo y tienes que descubrir muchas cosas. Unas te pueden encajar más y otras puede que no tanto, pero, como en todos los trabajos, tiene su parte positiva y su parte negativa. Luego la sensación del trabajo bien hecho y el beneplácito del público también hacen que quieras más.

¿Cuál es tu formación? ¿Qué importancia le das a este aspecto dentro de este sector? 

Empecé formándome en la antigua Escuela de la Carne, desde abajo, y luego en Cedecarne y Educarne. He ido cursando otras formaciones de manera continua. Actualmente ejerzo de formador en Educarne y soy colaborador oficial de Interovic. En mis inicios trabajaba de lunes a sábado y los domingos tenía formación en el centro. A mí no me suponía ningún esfuerzo: sabía que me estaba labrando un futuro, lo hacía con cabeza. Me alimentaba muchísimo, me motivaba. Llegaba a la tienda al día siguiente queriendo hacer todo lo que había aprendido. Cuando aprendes una cosa, no es solo eso, es también la comunicación con tus compañeros, la imaginación que desarrollas después de cada formación. Un cambio brutal que con 22 años necesitaba.

Cuando tu padre se jubiló, tú quedaste al cargo de la empresa. ¿Cómo fue tomar el relevo?

Cuando mi padre regentaba el negocio tenía buena reputación, le iba bien. Todo funcionaba antes de mí, claro que sí, pero cuando me quedé con la carnicería tenía la idea de querer crear una marca. Quería hacerlo porque tenía la sensación de que con mi padre ya habíamos cubierto una etapa, que había funcionado, pero que si yo quería seguir funcionando había que hacer cambios, sino íbamos a ser poco visibles en el mercado. Con todo esto hemos ido haciendo la imagen del negocio y va siendo un poquito más visible cada vez. Esto hace que ya no tengamos un reconocimiento a nivel local, también a nivel de Comunidad e, incluso, nacional. Es una forma de crecer.

¿Crees que apostar por una modernización del sector, por una iniciativa como la que has llevado tú a cabo, es algo que hay que intentar?

Esto requiere una producción constante, no es que haya que hacerlo en un momento puntual. Y no solo me refiero al apartado de modernización, también al de formación, que es fundamental para esto y no debe ser esporádica y puntual. A mí me sirvió de ayuda, me complementó en mis años iniciales y es lo que ha hecho que hoy sea quien soy.

Yo a mis hijos, cuando les hablo de mi empresa, les digo que creo que estoy en el 30% de la evolución de mi negocio. Hay que entender que dentro del mundo en el que estamos hay una evolución constante y que nos quedan muchas cosas por aprender. Si entiendes que lo sabes todo, te pones los topes y vas a frenar tu profesión. Si yo digo que estoy al 30% imagina toda la gente joven que está pensando empezar. La formación tiene que ser parte de la profesión, algo constante, progresivo, presente en todos los niveles, y en cada momento tocará algo diferente. Es importante tener contacto con las RRSS, mejorar, salir, seguir formándose, ser inquieto en tu establecimiento, hacer cambios… todo.

¿Qué consejo le darías a una persona que acaba de empezar a trabajar en el sector?

En una profesión como esta el abanico es muy grande. Yo, muchas veces, hago la similitud con un equipo de fútbol: tienes que encontrar tu posición. De momento, estás en rotación, metiéndote poco a poco, pero tienes que ir encontrando tu puesto y tu posición. Tienes que aprender un poco de todo. Un rato estarás con el portero, otro con el defensa y otro organizando. E iras desarrollando tu personalidad y te harán cubrir la posición que mejor vaya con tu estilo. Cuando encuentres ese sitio en el que estés con más confianza y mejor, será cuando empieces a crecer, a ser rentable para la empresa. Crecerás sin darte cuenta, eso lo tengo claro. Por otra parte, las frases hechas y tópicos que usamos de constancia, sacrificio, actitud e interés.

 

 

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